Una parada ineludible es el antiguo Forno Roscioli, en Via dei Chiavari, toda una institución para romanos y no romanos, por su renombrada pizza de tomate, y la clásica pizza blanca con la «mortazza», además de diferentes tipos de pan y bollería.
Una mañana salí temprano a comprar pan y, de vuelta, decidí coger unas flores para llevar a casa; acababan de entrar en vigor las primeras restricciones debidas al coronavirus, y me pareció una buena idea llevar un poco de alegría a mis hijos, a los que les encanta tocar y a menudo destrozar a las pobres desgraciadas.
Al salir de Roscioli’s giro por Via dei Satiri, en dirección a Campo de’ Fiori, y me topo con un pasadizo estrecho y bastante escondido que llama inmediatamente mi atención: el Passetto del Biscione, un pequeño túnel que une Via di Grotta Pinta con Piazza del Biscione, a pocos metros de Campo de’ Fiori.
En tiempos de los romanos (entre el 61 y el 55 a.C.) se levantaba en esta zona el Teatro Pompeo, construido por Gneo Pompeo Magno, y este minitúnel conectaba la cávea del teatro con el exterior. En la Edad Media, se levantaron nuevos edificios sobre los cimientos del teatro, como la iglesia de Santa Barbara dei librai en San Salvatore, que corresponde a la actual Santa Maria in Grottapinta, en cuyo interior había una pintura de la Virgen de la Divina Providencia de Scipione Pulzone da Gaeta; en 1796, la Virgen movió los ojos abriéndolos y cerrándolos varias veces como si acabara de despertarse, lo que causó un gran revuelo. Tras un sangriento incidente en la iglesia, ésta fue desacralizada, y la Madonna trasladada a Via San Carlo ai Catinari, cerca de Via Arenula.
Este Passetto dio origen al famoso dicho romano «vete a buscar a María a Roma», precisamente porque el fresco de la Madonna estaba escondido en el interior del pequeño túnel.
Los Alrededores
Tengo el gran privilegio de vivir en pleno centro histórico de Roma, por lo que me desplazo a pie o en bicicleta, disfrutando de las calles más fascinantes de nuestra ciudad.